miércoles, 6 de noviembre de 2013

La historia de las enciclopedias

La palabra "enciclopedia" deriva de la expresión griega enkyklos paidéia y significa "instrucción circular", o "que comprende todas las materias" (o todas las partes de una materia); por tanto una colección, una fuente en la que se pudieran obtener todas las respuestas conocidas sobre cualquier objeto o materia de estudio. La enciclopedia más famosa es sin duda la promovida por los ilustrados franceses Diderot y D'Alembert, pero la historia de las enciclopedias es mucho más larga.

Enciclopedia

El primer texto que se ajusta a la expresión literal es el Libro llamado el gobernante (1531) de T. Elyot, mientras que la primera obra, por lo que sabemos, que lleva este nombre es el Cursus philosophici encyclopaedia (1620) del alemán J.H. Alsted.

La idea de una compilación de todo el saber humano era mucho más antigua, pudiendo remontarse a los tiempos de Aristóteles (de quien, debemos recordar, no poseemos los textos, que se perdieron, sino sólo apuntes y resúmenes de sus lecciones), pero la base de las sistematizaciones medievales primero y modernas después deriva sin duda de la clasificación de las artes liberales (sucesivamente distinguidas en trivio y cuadrivio) codificada por Marciano Capella en su obra De nuptiis Mercurii et Philologiae, compuesta en la primera mitad del siglo V.

Cumplido el primer paso, establecido un criterio sobre el que deberían organizarse las enciclopedias -en cierto medida, el verdadero problema de toda sistematización enciclopédica del saber, resuelto el cual queda una gran mole de trabajo compilatorio que cumplir, pero ninguna dificultad teórica insuperable que resolver- podemos recordar que éstos no han sido prerrogativa de los filósofos con tendencias racionalistas (teólogos, científicos, matemáticos, físicos, etc.), sino que también han gozado de un notable desarrollo bajo forma de recolección de todo el saber sobre magia, cábala y artes adivinatorias, prueba de ello es la obra del teólogo y filósofo catalán Ramón Llull (h. 1235-h. 1315) Ars magna y Ars brevis ad absolveniam artium encyclopaediam, verdadero compendio del arte combinatoria (técnica que presupone la obtención del conocimiento absoluto y perfecto a través de la combinación de algunos signos fundamentales, denominados elementos primeros).

Es, sin embargo, en tiempos modernos cuando el proyecto de una obra enciclopédica encontrará, junto a un nuevo vigor y los fondos necesarios, las primeras grandes realizaciones con la Instauratio Magna del inglés Francis Bacon (1561-1626), padre de la ciencia moderna, el Diccionario del francés Pierre Bayle (1647-1706), y, finalmente, la gran Enciclopedia o Diccionario razonado de ciencias, artes y oficios. Esta obra debida a varios autores fue realizada en diecisiete volúmenes, y publicada en París por A.E. Le Breton en el arco de unos veinte años (1751-1772).

Entre sus colaboradores figuran pensadores de la talla de Voltaire, Rousseau, Raynal y Quesnay. Ésta fue la primera enciclopedia concebida para un uso, si se permite la expresión, popular, la primera en ser escrita no como auxilio de estudio a sabios y expertos sino como instrumento de formación y, por tanto de libertad, para quien no tenía acceso a una instrucción superior; pensada, pues, para que pudiera usarla con provecho cualquiera que poseyese una mínima capacidad de lectura.

Como es sabido, la Enciclopedia quedó tristemente incompleta, pero tiene el mérito de haber fijado durante siglos el modelo de una empresa civil de primera magnitud.

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